Seguros de gastos médicos mayores, ¿en fase terminal?
En México, contar con un seguro de gastos médicos mayores se ha convertido en una opción cada vez más costosa para la población que no cuenta con seguridad social o que no encuentra en ella una verdadera alternativa para satisfacer sus necesidades.
Este tipo de seguros, básicamente, están orientados a cubrir los gastos médicos y hospitalarios, en caso de un accidente o enfermedad grave. En nuestro país, solo 7% de la población no protegida por alguna institución de seguridad social, según las cifras oficiales más actualizadas, cuenta con una póliza de gastos médicos.
El bajo porcentaje de mexicanos que cuentan con este tipo de seguros podría representar una oportunidad importante para potencializar el crecimiento del sector, no obstante, la realidad es que, en los últimos años, este esquema se ha mantenido en niveles casi estáticos, una situación preocupante para las aseguradoras.
¿A qué se debe que esta especie de ‘estancamiento’ de los seguros de gastos médicos mayores? Principalmente, lo atribuimos a dos factores: uno principal, es el aumento en el costo de los servicios hospitalarios que redunda en un incremento a las primas y otro, las limitaciones de la deducción de gastos personales, en donde se incluye a las primas de este tipo de seguros.
En el primer aspecto, es el incremento en el costo de las primas, derivado del encarecimiento que también han registrado los servicios hospitalarios; este año, la inflación médica ronda en un promedio de 14%, de acuerdo con Seguros Monterrey New York Life, cuando el año pasado cerró en 6.77 por ciento.
En el segundo aspecto, nos referimos a la limitación que las autoridades fiscales realizaron de las deducciones personales, dentro de las que se encuentran los seguros de gastos médicos, es decir, el tope de deducciones personales que antes no existía y que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) fijó para el contribuyente al momento de realizar su declaración anual.
Sin duda, son dos factores importantes que juegan en contra de los seguros de gastos médicos mayores. Al mismo tiempo, se trata de un contrasentido, pues es casi ilógico esperar un crecimiento del sector cuando el costo de los servicios hospitalarios sube, las primas suben y no se puede deducir el total de la prima. Más aún, no se justifica los límites a la deducción, si se considera que las reservas de las compañías de seguros, que equivalen a la mayor parte de las primas percibidas, están invertidas en deuda a cargo del Gobierno Federal.
El fin de los seguros como los conocemos
El complejo estado los seguros de gastos médicos mayores en nuestro país ha provocado que el sector ponga en duda la viabilidad de este esquema tal y como lo conocemos.
El costo de la siniestralidad está impactando mucho a las aseguradoras, lo que repercute en primas mucho más grandes y, por lo tanto, en menos colocación del seguro, lo que pronosticamos provoque un replanteamiento de su funcionalidad.
¿Cómo? Algunos de los esquemas que las aseguradoras están pensando promover son los seguros preventivos de salud, es decir, que la persona no recurra a un seguro cuando tenga una enfermedad grave, sino que contrate una prima más relacionada con la prevención que con el pago de gastos médicos mayores.
Otro esquema que permite cubrir seguros costosos a edades avanzadas, es cuando al momento de la jubilación de una persona –que es cuando el individuo tiende a necesitar más atención médica– el ahorro que el trabajador hizo a lo largo de toda su vida profesional se destina al pago de un seguro de gastos médicos. Es decir, el ahorro a la jubilación se destina al pago de la prima del seguro.
Finalmente, otra alternativa que se está implementando es la de los seguros que únicamente cubren padecimientos catalogados como catastróficos, como por ejemplo el cáncer, cuyos tratamientos son muy costosos.
No hay duda, en los próximos años los seguros de gastos médicos mayores dejarán de existir, al menos en la forma en la que los conocemos, un fenómeno que resulta relevante, sobre todo en un país en el que la mayoría de la población no está satisfecha con la atención brindada por las instituciones de seguridad social.