¿REALMENTE SABEMOS QUÉ HACER ANTE UN SISMO?
¡Alerta sísmica!, ¡alerta sísmica!… Me parece que no hay grito que haga erizar más la piel que el que lanza la comunidad ante las vibraciones de dicha alerta. Y es que los terremotos en todo el mundo son cada vez más frecuentes y traen consigo consecuencias graves en muchos sentidos.
La pregunta es: ¿estamos realmente preparados? Quizá valga la pena recordar un par de cifras que se obtuvieron del informe Sigma Catástrofes naturales y siniestros antropógenos en 2017, un año sin precedentes, del Swiss Re Institute: tan solo en 2017, las pérdidas económicas totales a escala mundial por catástrofes naturales y desastres provocados por el hombre ascendieron a 377,000 millones de dólares, sin contar que por lo menos murieron 10,000 personas. Además, los dos fuertes terremotos que sacudieron al territorio mexicano en ese mismo año ocasionaron daños económicos de 12,000 millones de dólares.
Por ello, a continuación incluyo tres recomendaciones que debemos tener siempre en mente ante la aparición de movimientos bruscos de las placas tectónicas.
Sobre los riesgos sísmicos
Debemos conocer y comprender las características específicas del sitio en que vivimos o laboramos para identificar la magnitud e intensidad sísmica potencial en esa ubicación. Por ejemplo, se recomienda considerar eventos anteriores, licuefacción del suelo, proximidad a fallas geológicas, informes geotécnicos y mapas de riesgo.
Se ha de comprender tanto como sea posible la manera en que los riesgos de terremoto pueden afectar a nuestra vida diaria y la operación de nuestros negocios. Esto se logra mediante la realización de un estudio de riesgos operacionales (Hazop) que incluya eventos sísmicos y esté enfocado en la seguridad de las personas, la resistencia de componentes estructurales y no estructurales, el posible daño a equipos y la interrupción del negocio.
Tenemos que comprender la vulnerabilidad estructural de las edificaciones (nuestro patrimonio) e identificar las necesidades de reforzamiento antisísmico de los componentes estructurales y no estructurales existentes consultando a un ingeniero certificado.
Plan de mitigación ante terremotos
Desarrollar y entrenar a un equipo de respuesta ante emergencias de terremotos que esté siempre preparado para actuar antes, durante y después del evento sísmico.
En cuestiones laborales, será necesario diseñar un Plan de Continuidad de Negocios con el fin de reanudar rápidamente las operaciones después de un terremoto, incluyendo a las empresas que serán responsables de la restauración, recuperación e inventario de piezas de repuesto imprescindibles.
¿Y después del terremoto?
Hay que permanecer alerta a las réplicas del terremoto y realizar una evaluación de seguridad antes de ingresar a la edificación.
Debemos mantenernos al tanto de los peligros potenciales del sitio, como cables eléctricos con corriente, vidrios rotos, metales filosos, fuga de gases, líquidos combustibles o inflamables, así como partes de la edificación o contenidos que puedan desplazarse o colapsar.
Se debe garantizar que todos los sistemas de protección contra incendios estén en óptimo funcionamiento y en servicio (bombas contra incendios, rociadores automáticos, sistemas de protección especial, alarmas contra incendios y sistemas de seguridad).
Forme un equipo de respuesta, identifique a un líder competente y asigne tareas específicas a los miembros del equipo. Es importante destacar que las mipymes son las que más sufren debido a que tienen un capital de riesgo limitado y no están preparadas para siniestros no previstos en su línea de tiempo.
Este tipo de negocios son entidades que pueden aprovechar mejor los seguros y sus garantías. La idea del seguro contra catástrofes es aportar un monto basado en un parámetro que define el cliente, y con esto él recibe una suma asegurada que podrá utilizar en los costos de reparación. Es una protección que funciona por encima del seguro tradicional.
Finalmente, no me queda sino agregar que los mexicanos deben estar preparados para este tipo de siniestros y que deberían percibir el seguro para Vivienda e Infraestructura como una inversión. El seguro es una herramienta óptima de transferencia de riesgos y constituye una inversión, no un gasto.