OBESIDAD Y DIABETES IMPACTAN EN COSTOS DE SEGUROS

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Un estudio realizado por la compañía General Reinsurance titulado El impacto de la obesidad en la cobertura de salud en México revela que 15 por ciento de las muertes en personas con edades comprendidas entre 46 y 75 años en México es ocasionada por enfermedades tales como la obesidad y la diabetes.

Si bien son datos que deben ser tomados en cuenta por el sector asegurador para entender y diseñar estrategias que ayuden a diagnosticar de manera eficaz ambas problemáticas de salud, el análisis considera que enfermedades como el sobrepeso y la obesidad no son actualmente responsables de los 10 siniestros más costosos del ramo de Gastos Médicos, aunque aclara que la diabetes se ubica dentro de las 20 causas más frecuentes que afectan la cobertura de salud y dentro de los 10 siniestros de mayor duración.

General Reinsurance destaca en su investigación que el desafío que enfrenan las aseguradoras de salud radica en que la obesidad y la diabetes no generan un problema de frecuencia, sino de severidad. Asimismo, especifica que el aumento de este tipo de enfermedades repercute en las primas de la cobertura de Gastos Médicos y hace hincapié en que estos padecimientos podrían afectar diametralmente en el rango de caducidad de las pólizas en clientes con edad avanzada.

A continuación el análisis realizado por la compañía General Reinsurance en referencia a este tema

El Análisis de GenRe

En las últimas tres décadas se ha observado un incremento considerable en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en el mundo.

La Organización Mundial de Salud (OMS) define “sobrepeso” como un Índice de Masa Corporal (IMC) mayor o igual a 25 y “obesidad” como un IMC mayor o igual a 30.

Según datos y cifras de la OMS, desde 1980 la obesidad se ha más que duplicado en todo el mundo. En 2008, unos 1,400 millones de adultos mayores de 19 años padecían sobrepeso, de los cuales más de 200 millones de hombres y cerca de 300 millones de mujeres eran obesos. Además, en 2010, alrededor de 40 millones de niños tenían sobrepeso.

En México se ha registrado uno de los incrementos más rápidos a nivel mundial en la prevalencia de peso excesivo (sobrepeso y obesidad) y sus comorbilidades. Este aumento se ha dado en todas las edades y afecta tanto a las zonas urbanas como rurales del país.

La obesidad es considerada actualmente como un problema de salud pública. A pesar de que en el pasado la obesidad era un problema casi exclusivo de países desarrollados, en las últimas décadas las tasas de incidencia de este padecimiento han sufrido un aumento abrupto en los países en desarrollo. El hecho de que la obesidad cobre más vidas que la desnutrición y otras enfermedades infecciosas, aunado al creciente número de niños que la padecen, ha ocasionado que la OMS declare esta enfermedad como la nueva epidemia del siglo XXI.

Este artículo aborda la epidemia de la obesidad desde la perspectiva del seguro de Gastos Médicos y de Invalidez en México.

México en contexto global

Desde 1988, primer año en que se llevó a cabo la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), a 2012, la prevalencia de sobrepeso para mujeres de 20 a 49 años aumentó de 25 por ciento a 35.3 por ciento y la de obesidad de 9.5 a 35.2 por ciento. Esto representa una tasa de crecimiento de 41.2 por ciento en la incidencia de sobrepeso y de 271.5 por ciento en la de obesidad. Estados Unidos es el país con la mayor tasa de obesidad en adultos en el mundo, seguido por México que se coloca en segundo lugar.

Actualmente México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil. Los resultados arrojados por la ENSANUT muestran que de 1998 a 2012, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños menores de cinco años pasó de 7.8 por ciento a 9.7 por ciento, registrando un mayor aumento en la zona norte del país, donde la prevalencia fue de 12 por ciento en 2012, osea 2.3 puntos porcentuales por encima del promedio nacional. Para la población de 5 a 11 años de edad, la prevalencia nacional combinada de peso y obesidad en 2012 fue de 34.4 por ciento (32 por ciento niñas, 36.9 por ciento niños).

Para los adolescentes las cifras no son muy diferentes: 35 por ciento de los adolescentes tenía sobrepeso u obesidad en 2012, mientras que en adultos la prevalencia de obesidad abdominal nacional era de 73.9 por ciento (82.8 por ciento mujeres, 64.5 por ciento hombres).

La obesidad es un padecimiento de origen multifactorial. El estilo de vida sedentario, una dieta con un alto aporte calórico, los bajos costos de los alimentos de comida chatarra, la falta de orientación nutricional, así como los factores genéticos, son algunas de las causas que explican el inusitado aumento de la prevalencia de obesidad y sobrepeso en México.

En la última década, la clase media en Latinoamérica creció 50 por ciento. Esto propició un cambio en el estilo de vida de la población en el que cada vez fue más común la ingesta de alimentos en establecimientos de comida rápida, así como el consumo de bebidas gasificadas. Por otro lado, los precios relativos de los refrescos se redujeron, haciendo que el consumo de bebidas gasificadas per cápita aumentara en 60 por ciento de 1989 a 2006.

México es hoy en día el primer consumidor de bebidas gasificadas en el mundo, con un consumo promedio de 163 litros por persona al año. El mayor consumo de refrescos se observa en la población de 12 a 39 años y es especialmente alto en el grupo de edad de 19 a 29 años.

Efectos de la obesidad en la mortalidad y morbilidad

El sobrepeso y la obesidad constituyen factores de riesgo para el desarrollo de ciertas enfermedades crónico-degenerativas, tales como enfermedades cerebro-vasculares, enfermedades isquémicas del corazón, insuficiencia renal, apnea del sueño, así como de trastornos del aparato locomotor, en particular de la osteoartritis. De acuerdo con las cifras de la OMS, el sobrepeso y la obesidad son culpables de 44 por ciento de los casos de diabetes, de 23 por ciento de los de cardiopatías isquémicas y de entre 7 por ciento y 14 por ciento de ciertos tipos de cáncer, como mama, útero y colon.

México ha sufrido un proceso de transición epidemiológica. Mientras que a principios de los años cincuentas, la neumonía, gastroenteritis y otras enfermedades transmisibles ocupaban los primeros lugares en las causas de muerte, a partir de la década de los noventa, estas causas fueron desplazadas por enfermedades no transmisibles y lesiones.

De 1950 a 2000, el porcentaje de defunciones a consecuencia de infecciones intestinales disminuyó 14 veces (de 14.3 por ciento a 1 por ciento), mientras que el número de muertes por enfermedades del corazón se cuadruplicó (de 4 por ciento a 16 por ciento). Por otro lado, la diabetes pasó de estar dentro de las primeras 20 causas de muerte en la década de 1960 a las primeras diez en las últimas Dos décadas. Desde el 2004, la diabetes constituye la segunda causa de muerte en México con 85, 055 defunciones al año.

Si bien es cierto que la prevalencia combinada de sobrepeso u obesidad en adultos mexicanos es mayor en mujeres que en hombres, no necesariamente la expectativa de vida de las mujeres obesas es menor a la de los hombres obesos. Lo anterior se debe principalmente a la distribución de la grasa: mientras que en la mayoría de las mujeres los depósitos de grasa se localizan en la región femoral, en los hombres estos depósitos son más frecuentes en la zona abdominal y visceral, siendo la acumulación de grasa en estas regiones un factor de riesgo importante para el desarrollo de ciertas enfermedades cardiovasculares.

Algunos estudios muestran que la obesidad reduce, en promedio, siete años la esperanza de vida. Por otro lado, el hecho de que la obesidad sea una condición que afecta cada vez más a la población infantil resulta preocupante toda vez que los niños que padecen sobrepeso tienen más probabilidades de convertirse en adultos obesos y, en comparación con los niños sin sobrepeso, tienen más probabilidad de sufrir a edades tempranas diabetes y enfermedades cardiovasculares, padecimientos que a su vez se asocian a un aumento en la probabilidad de muerte prematura e invalidez. Así, de mantenerse la tendencia observada en la prevalencia de obesidad en México, las nuevas generaciones podrían experimentar, por primera vez, una esperanza de vida al nacer menor a la de sus padres.

La morbilidad a consecuencia de Diabetes Mellitus sufrió un incremento constante hasta 1998, ocupando el décimo lugar dentro de las principales causas de morbilidad en México en 2005. La Secretaría de Salud estima que aproximadamente 65 por ciento de las personas con diabetes padecen hipertensión.

La diabetes representa la principal causa de ceguera en adultos y es responsable de 60 por ciento de los casos de insuficiencia renal terminal. Por otro lado, el pie diabético constituye una de las principales causas de hospitalización en México y 70 por ciento de estos casos resulta en amputación.

Además, el sobrepeso y la obesidad aumentan de forma considerable la demanda de servicios de salud y, en consecuencia, consumen una parte importante del presupuesto destinado a este rubro. Se estima que el costo de la obesidad en 2008 fue de 67,000 millones de pesos y que, de mantenerse la tendencia observada, éste fluctué entre 151,000 millones y 202,000 millones en 2017.

El impacto de la obesidad en el mercado de seguros en México

La penetración de seguros en México, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), es del 1.9 por ciento, aproximadamente. Ahora bien, según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), solo 13 por ciento de la población económicamente activa cuenta con un seguro de Vida y aproximadamente 6.5 por ciento de la población total posee un seguro de Gastos Médicos Mayores.

A pesar de la baja penetración, los efectos del sobrepeso y la obesidad ya se ven reflejados en las reclamaciones del sector asegurador dentro del rubro “Enfermedades de las glándulas endócrinas, de la nutrición y el metabolismo”, para las carteras de vida individual y vida colectiva. En promedio, el 15 por ciento del total de defunciones para personas entre los 46 y los 75 años de edad se explica por esta causa.

Aunque es difícil determinar la cifra exacta que corresponde específicamente al sobrepeso y la obesidad, se puede afirmar que estos padecimientos ocupan un porcentaje considerable de esta sección, dado el impacto que ha tenido la diabetes mellitus en las causas de mortalidad general; por otro lado, es importante notar que este rubro no incluye aquellos casos en donde, si bien la causa última de muerte fue cáncer o alguna enfermedad cardiaca, estos padecimientos derivaron de complicaciones originadas por el sobrepeso y la obesidad, de manera que el 15 por ciento podría estar subestimando la tasa real.

Diversos estudios realizados por compañías de seguros en Estados Unidos muestran que las tasas de invalidez para individuos de 30 a 59 años se han incrementado en aproximadamente 130 por ciento en los últimos años, para todos los grupos demográficos y económicos, mientras que la diabetes y otros problemas músculo-esqueléticos, comúnmente asociados al sobrepeso y la obesidad, constituyen las principales causas del incremento de las tasas de incapacidad en personas jóvenes.

Ahora bien, las definiciones usadas frecuentemente por las compañías de seguros para dictaminar el estado de invalidez se basan en la existencia de una reducción importante en las capacidades del asegurado para realizar ciertas actividades de la vida diaria como son comer, bañarse, vestirse, desplazarse en una habitación, etcétera.

Un estudio realizado en Estados Unidos reveló que el sobrepeso reduce en 50 por ciento las habilidades de los hombres para desempeñar tareas de la vida diaria, mientras que la obesidad severa reduce tales habilidades en un 300 por ciento. Los resultados arrojados por este mismo estudio para mujeres son aún más alarmantes.

Existen algunas medidas que las compañías de seguros pueden poner en práctica para controlar la siniestralidad de las coberturas de muerte e invalidez. Por ejemplo, si el solicitante presenta sobrepeso de manera aislada —es decir, sin otros factores de riesgo presentes como pueden ser diabetes mellitus, alguna enfermedad vascular, hipertensión, etcétera—, entonces podría aplicarse un recargo de acuerdo a lo establecido en el manual de suscripción utilizado por la compañía. Si además de obesidad la persona presenta otro factor de riesgo, entonces tendría que realizarse una evaluación adicional para determinar las condiciones finales.

En el caso particular de la obesidad, el excluir el pago del beneficio si la muerte o la invalidez fueron causadas por esta enfermedad —cuando existen uno o más factores de riesgo asociados, en especial la diabetes mellitus— resulta complejo, además de que entorpece la gestión de siniestros, toda vez que al tratarse ya de una enfermedad crónico-degenerativa resulta difícil de delimitar y, por lo tanto, complicado de determinar si la muerte o la invalidez obedecen o no a una complicación.

Lo anterior se vuelve aun más complicado cuando se trata de un seguro de Gastos Médicos. Aunque para las coberturas de muerte e invalidez puede evaluarse la posibilidad de aplicar recargos según sea el caso, en salud esto no resuelve el problema, en especial cuando existen factores de riesgo asociados a la obesidad o al sobrepeso.

Otorgar cobertura de salud a una persona que padece alguna enfermedad crónico-degenerativo implica pagar cualquier reclamación sin condiciones y sin límites, ya que si bien la expectativa de vida depende del control y tratamiento que realiza el paciente, los gastos médicos que suponen dichos tratamientos son ciertos. Una persona con obesidad gasta en promedio 36 por ciento más en salud y 77 por ciento más en medicamentos en comparación con una persona sin sobrepeso.

En México aún es posible ofrecer primas diferenciadas por sexo. En las mujeres existe una correlación entre el nivel de educación y el sobrepeso, de forma que las mujeres con poca educación son de 2 a 3 veces más propensas a presentar sobrepeso en comparación con aquellas con un alto nivel de educación, mientras que en los hombres prácticamente no existen diferencias.

Una de las razones que explican la baja penetración del seguro de Gastos Médicos en México es el incremento en las primas de esta cobertura año tras año, especialmente alto una vez que se superan los 60 años de edad. Estos incrementos se atribuyen a los altos niveles de inflación médica existentes, aunados a la limitada oferta de hospitales y servicios de salud privados. Ahora bien, el sobrepeso y la obesidad aumentan la demanda de servicios de salud, impactando de forma importante en los costos del seguro.

Si bien el sobrepeso y la obesidad no son actualmente responsables de los 10 siniestros más costosos del ramo de Gastos Médicos, la diabetes sí se ubica dentro de las 20 causas más frecuentes que afectan a la cobertura de salud y dentro de los 10 siniestros de mayor duración.

A corto plazo, el desafío al que se enfrentan las aseguradoras de salud es que las reclamaciones causadas por un IMC alto constituyen un problema de frecuencia y no de severidad. Por otro lado, el aumento en la incidencia de estos padecimientos encarece las ya elevadas primas de la cobertura de Gastos Médicos, además de que podría tener un efecto importante en la caducidad de estas pólizas (especialmente después de cierta edad).

Lo anterior podría generar una mala imagen a la compañía de seguros, ya que los asegurados percibirían que el seguro se torna incosteable a medida que envejecen, y genera también un efecto de antiselección en la cartera, ya que la mayoría de las cancelaciones provendría de “buenos riesgos”, mientras que las personas que ya presentan ciertos padecimientos continuarían con el seguro, haciendo que la cobertura de Gastos Médicos Mayores resultara insostenible a largo plazo.

Conclusión

Combatir la obesidad supone la implementación de una estrategia conjunta que involucre al gobierno, el hogar, la escuela y los medios. Los gobiernos de varios países, incluyendo México, han puesto en marcha diversas acciones en un esfuerzo por controlar la incidencia de estos padecimientos en la población, en especial en los niños. Se han introducido impuestos a los alimentos y bebidas con un alto aporte calórico, con el fin de desincentivar el consumo de este tipo de productos. También se han llevado a cabo campañas de concientización y educación en nutrición, así como la aplicación de políticas nacionales para la prevención de la obesidad.

Los resultados arrojados en la ENSANUT muestran una desaceleración de la tendencia al alza en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes en México. El hecho de que no se observara un incremento importante en tales prevalencias desde 2006 resulta un tanto alentador, dado que las encuestas previas mostraban tasas de incidencias altas y crecientes a edades cada vez más tempranas. El freno en el crecimiento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes en México coincide con los observados recientemente en otros países para varios grupos de edad.

Las políticas y planes de acción para combatir la obesidad podrían explicar en parte este efecto; no obstante, es demasiado temprano para emitir un juicio al respecto. La incidencia de sobrepeso y obesidad continúa siendo inaceptablemente alta.

Otro argumento que podría explicar este fenómeno es que existe un porcentaje de la población con una alta propensión a desarrollar sobrepeso y obesidad por cuestiones genéticas, de manera que ciertas poblaciones ya han alcanzado el techo máximo en la prevalencia.

Indudablemente, la medicina preventiva constituye un elemento crucial en el combate a la obesidad y sobrepeso, así como en la reducción de los costos económicos y sociales que suponen estos padecimientos.

Por lo pronto las aseguradoras deben fomentar la cultura preventiva además de monitorear las tendencias en las incidencias del peso excesivo. Esta condición debe evaluarse apropiadamente durante el proceso de suscripción para evitar desviaciones importantes en la siniestralidad de sus carteras.

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