La recuperación del consumo en México: sin misterios
Hay algo que para muchos sigue siendo un misterio.
¿Cómo es posible que se estén vendiendo en México más autos que nunca si se supone que la economía no anda bien? ¿Por qué la cadena minorista más grande del país tuvo su mejor primer semestre en muchos años si se dice que el dinero no alcanza?
Recordaremos algunas cifras:
Durante el primer semestre de este año se vendieron en México 609 mil 825 vehículos. Esto quiere decir que la venta promedio diaria fue de tres mil 369 autos. Es el mejor dato de toda la historia.
La mejor cifra previa había sido la de 2006 cuando se alcanzaron 533 mil 596 coches vendidos.
Respecto al nivel del primer semestre de 2012, el último del sexenio previo, hubo un crecimiento de 31.9 por ciento, es decir, hay una tasa anual media de 9.2 por ciento desde entonces.
Las compras de autos son cada vez más a crédito, por lo que adquirir un vehículo implica decidirse por una deuda. Y eso requiere una cierta seguridad en el empleo y en la certeza del ingreso.
Sin una mejoría notoria en esos ámbitos no habría explicación de las marcas históricas en las ventas de coches.
Ahora veamos otro indicador:
Las ventas nominales de Walmart crecieron 5.2 por ciento a tasa anual (a unidades comparables) en el primer semestre del año. Esto significa, en términos reales, una tasa de 2.3 por ciento.
Quizás no parezca muy alta la cifra pero la variación fue negativa incluso en términos nominales en 2013 y 2014; había sido de cero en 2012 y fue negativa en términos reales en 2010 y 2011. Es el mejor resultado al menos en los últimos seis años.
Tome en cuenta que ninguna de estas cifras es producida por el gobierno. Son estrictamente de las empresas privadas.
Los cambios no se han dado sólo en los datos duros del consumo, también se aprecian en las percepciones.
Ayer conocimos el reporte del índice de confianza del consumidor para junio. El crecimiento promedio del índice en el primer semestre de este año, comparado con el del mismo periodo del año anterior, fue de 4.0 por ciento, lo que contrasta fuertemente con la caída de 3.9 por ciento que se había registrado en el primer semestre del año pasado.
A veces está tan generalizada la idea popular de que la economía está mal y que estamos en medio de una crisis, que no le damos su justa dimensión a estas cifras.
Con ello no queremos decir que no haya desigualdad, ni volatilidad, ni falta de productividad y toda una serie de males que aquejan a la economía mexicana.
Pero no podemos perder de vista que la recuperación del empleo, la baja inflación, la caída en los precios de algunos servicios (como energía eléctrica y telefonía), el repunte del crédito a tasas relativamente bajas, la competencia más intensa en diversos sectores, todo ello ha permitido que el consumo privado haya mejorado.