HOMBRE CLAVE: LA IMPORTANCIA DE IDENTIFICARLO Y ASEGURARLO
Los seres humanos estamos expuestos a diferentes riesgos que pueden afectar a nuestra existencia o a nuestra actividad laboral. Algunos de estos riesgos son: accidentes y enfermedades, fenómenos de la naturaleza, hechos sociales que perturban la paz y otros eventos que pueden provocarnos una muerte prematura o invalidez total o permanente.
Para hacerles frente a estos riesgos, en el ámbito familiar se sugiere que los padres de familia, que generalmente son los proveedores de los ingresos principales, adquieran un seguro de Vida, con una suma asegurada que cubra el equivalente a los meses del ingreso del padre o la madre, o ambos, por el tiempo que la familia requiera para reorganizar su economía familiar. Para los hijos, ellos, los padres, son los hombres clave que les traen estabilidad.
Al respecto, algunos especialistas proponen adquirir por lo menos una suma asegurada equivalente a 60 meses del ingreso del asegurado, pensando que esto es lo que dejaría de percibir la familia en caso de fallecimiento o invalidez, y podrían ser cinco años el tiempo promedio que les lleve a los integrantes del núcleo familiar recuperarse y volver a tomar el timón de su economía. Claro que cada familia es un mundo, y habría que analizar cada caso.
Este panorama también se puede observar en una empresa cuando un colaborador muere o se invalida y el negocio depende de esta persona por sus amplios conocimientos técnicos, experiencia, liderazgo, capacidad de venta, relaciones comerciales, conocimiento del mercado, creatividad o innovación, entre muchas otras características que puede tener una persona que merece la designación de Hombre Clave en un negocio.
Las empresas son creadas por las personas. Nuestra participación siempre es importante en el buen funcionamiento de un negocio; pero la mayoría de los puestos se pueden sustituir a corto o mediano plazo. No obstante, es inquietante pensar en la posibilidad de perder a un colaborador que ha llegado a participar mayoritariamente en las ventas del negocio. Imaginemos la repercusión económica que esto podría causar a la organización, que dependía de la participación de este personaje para percibir las utilidades acostumbradas.
¿Cuánto tiempo le llevaría a la organización encontrar un sustituto? ¿Un año, dos o quizá más?
Si vemos a nuestro negocio como una familia, se sugiere indagar si hay un colaborador que se haya convertido en elemento clave para la continuidad del negocio. Si nos damos cuenta de que hay alguien así, debemos hacer algo al respecto.
El seguro de Hombre Clave tiene como objetivo cubrir el desequilibrio económico que tendría la empresa si falleciera o se invalidara esa persona de gran relevancia laboral.
Por otra parte, para darle continuidad a un negocio, es recomendable examinar el ciclo de vida de una empresa: lanzamiento, crecimiento y prosperidad.
Los socios fundadores dan el paso para iniciar el negocio; lo ven crecer o lo hacen crecer, y este impulso no cesa, en el mejor de los casos, hasta que se alcanza cierta madurez; y luego se preparan para la fase de transferencia o los pasos siguientes para darle continuidad, independientemente de que los socios fundadores se retiren o fallezcan.
En muchos casos, los hombres clave son los socios fundadores; y, cuando por una muerte prematura sus familiares toman las riendas del negocio, en algunas ocasiones esta transferencia está ayuna de planeación, o incluso de capacitación, lo que puede provocar una desventaja seria que en ocasiones repercute desfavorablemente en las utilidades de la empresa, y en algunos casos causa incluso la quiebra del negocio en lugar de la fase de prosperidad esperada. Y así vemos morir muchos negocios cuando pasan de padres a hijos, y volvemos a ver al padre como el hombre clave del negocio o de la familia.
Cabe señalar que existen aspectos fiscales que se deben considerar al contratar el seguro de Hombre Clave. De acuerdo con la fracción XII del artículo 27 de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR), se consideran como una deducción autorizada los pagos por primas de seguros que tengan por objeto resarcir la disminución que en la productividad de una empresa pudiera causar la muerte, accidente o enfermedad de técnicos o dirigentes, siempre que la póliza del seguro establezca un plan o método mediante el cual se determine el procedimiento para fijar el monto de la prestación.
Adicionalmente, el artículo 51 del Reglamento de la Ley del Impuesto sobre la Renta establece que los planes relativos a seguros de técnicos o dirigentes deberán ajustarse a esto:
- Los contratos de seguros serán temporales a un plazo no mayor de 20 años y de prima nivelada.
- El asegurado deberá tener una relación de trabajo con la empresa, o ser socio industrial en el caso de sociedades de personas o en comandita por acciones.
- El contribuyente deberá reunir la calidad de contratante y beneficiario irrevocable.
- En el caso de terminación del contrato de seguro, la póliza será rescatada, y el contribuyente acumulará a sus ingresos el importe del rescate en el ejercicio en que esto ocurra.
Derivado de lo anterior, habría que preguntarnos: ¿cómo medir el desequilibrio causado para fijar de manera adecuada el monto de la suma asegurada? Por ejemplo, si el hombre clave cierra 50 por ciento de las ventas de la empresa, se sugiere hacer una corrida contable en el estado de resultados del próximo año disminuyendo las ventas 50 por ciento y ver la pérdida de utilidades que esta situación provocaría. Después podemos multiplicar esta pérdida por el tiempo que la empresa considere que tardaría en encontrar a un sustituto capaz de lograr ese porcentaje de ventas. Supongamos que la empresa considera que podría tardarse en sustituirlo tres años; pues entonces la suma asegurada recomendada sería la pérdida de utilidades por tres años.
El cálculo de la suma asegurada adecuada depende de los conceptos que se verían afectados sin el hombre clave; por ejemplo, si gracias a él se obtienen ahorros en la administración, entonces la corrida contable se hace afectando a este gasto. Si es un técnico a quien se capacitó durante dos años para que diera el mantenimiento a un equipo especializado y con ello no tener que pagar en forma externa a un proveedor, entonces se estimará el costo de pagar ahora a un proveedor y de capacitar a otra persona para que lo sustituya.
De acuerdo con la naturaleza y tamaño del negocio, puede o no haber hombres clave. Lo que sí es un hecho es que, sin importar el tamaño de la empresa, el seguro se puede adquirir y puede proveer el beneficio fiscal citado si se cumplen los requisitos que se mencionan en la legislación prevista para estos fines. Poder hacer deducibles de impuestos las primas pagadas por este tipo de seguro es un valor agregado, pero no se recomienda que su contratación sea por este motivo: realmente la ventaja importante es estar protegido frente al riesgo de perder al hombre clave, que puede ser un dirigente o un técnico del negocio, y darle continuidad a la empresa, que fue el sueño de los socios fundadores.
El seguro de Hombre Clave se ofrece como un seguro de Vida Individual, contratado por la empresa. Se requiere el consentimiento del hombre clave para asegurarlo; la aseguradora revisará la salud financiera de la empresa contratante y también la salud del asegurado, ya que este producto sirve para garantizar la estabilidad financiera de una empresa sana y contar con recursos para recuperarse lo más pronto posible de las afectaciones que sobrevinieron por la ausencia de esa persona imprescindible en el negocio.