El estallido del oleoducto de petróleo
Me parece que la catástrofe nos debe llevar a la reflexión. Cuando vi la noticia en la televisión deduje que los cárteles de la droga eran los que habían quedado muertos. Pensé: “Se lo tenían merecido, por robar lo que es de todos los mexicanos”. Pero me llamó la atención que mucha gente se acercaba a donde estaba brotando el combustible, y todos llevaban un garrafón de plástico. Se acercaban al chorro de combustible a llenar sus garrafones con el líquido. No me expliqué en esos momentos lo que esa escena significaba.
Tres desgracias de muchos muertos se han dado en este mes de enero de 2019. Son sucesos en el mundo. Uno es el del oleoducto de Hidalgo, donde los muertos han sido 95 hasta el día en que redacto este artículos, con decenas de heridos, y un número creciente de desaparecidos. El segundo hecho sucedió en Bogotá, Colombia. Un terrorista hizo estallar una carga de dinamita. Los muertos fueron 21, los heridos son 68. La tercera noticia es el accidente de los migrantes de Europa. Naufragaron en el Mediterráneo. Procedían de Libia y de Marruecos. Las desaparecidas son 170 personas.
Esto nos habla de lo precario de la vida. Hay que estar preparados para la muerte. No sabemos cuándo nos vaya a tocar. Hay que tener preparados los asuntos, para no dejar problemas a los que siguen con la vida.
En el caso que toca a México, los días siguientes a la desgracia los noticieros daban cada vez un número mayor de muertos, de internos en hospitales, de desaparecidos. La noticia fue evolucionando. No eran los del crimen organizado los que habían causado el estallido. Los causantes del percance habían sido los mismos habitantes del poblado. Andaban robando el petróleo. Esta noticia me explica lo que vi en la televisión, cuando se empezaba a dar a conocer el hecho. Y vi que los lugareños todos cargaban garrafones y llegaban a surtirse de combustible. Robaban a México. La pobreza no da derecho al robo. En su hurto recibieron su castigo.
Una desgracia igual puede afectar a los que se cuelgan de los alambres de la electricidad, y roban lo que es de México. Un día va a llegar la desgracia. Somos el estado donde hay más colgados de la electricidad. Hoy me parece que la que queda en peor situación es la Comisión de Derechos Humanos. Acusa la comisión al Ejército. Sigue defendiendo a los delincuentes. Los malvados son los ladrones del petróleo.