El comercio por mar y la industria marcaron el origen de los seguros
La Comunitat Valenciana ha sido un claro referente en el desarrollo del seguro moderno. Focalizado en la zona de Alcoy con claro impulso industrial en el siglo XIX, la región ha contribuido a la consolidación de este sector de actividad y de las compañías aseguradoras regionales.
Hay que tener en cuenta que la actividad aseguradora se remonta a las antiguas civilizaciones, donde no había entidades que se dedicaran a cubrir riesgos a cambio del pago de una prima, pero sí sistemas de aportaciones colectivas para pagar los daños que alguno de los aportantes podía sufrir. Las civilizaciones romana (por ejemplo en fletes de barcos), griega e incluso en la antigua Babilonia aplicaron medidas de protección ante riesgos, basándose en el principio de fraternidad.
Pero es cuando se produce el crecimiento industrial cuando surge la necesidad de crear empresas y formas de organizar el seguro contra incendios. El primer seguro moderno surge en Inglaterra con la Revolución Industrial. «En España el seguro moderno se desarrolla más tardíamente, a partir del siglo XIX», como punta Jerònia Pons, Doctora en Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Sevilla.
Para cubrir los siniestros de incendios a principios del siglo XIX se empiezan a crear mutuas de incendios. La Sociedad de Seguros Mutuos contra Incendios creada en Valencia entre 1839 y 1842 desde la Real Sociedad Económica de Amigos del País fue una de ellas.
Según Jesús Valero, jefe de la unidad de Mediación en Seguros de la Conselleria de Economía, «la posibilidad de que las rentas se perdieran ante un incendio, muy frecuentes en la época, era la principal motivación de estas comunidades de propietarios para crear las mutuas». De ellas surgieron «los primeros parques de bomberos. Eran no lucrativas». Las reducidas reservas de estas sociedades, tener que recurrir constantemente a repartimientos de dividendos pasivos y las dificultades para afrontar grandes riesgos propios de la sociedad industrial que se estaba desarrollando en algunas partes de España hicieron que muchas desaparecieran y otras languidecieran en el tiempo y su función fuera asumida por modernas compañías mercantiles.
Durante la Primera Guerra Mundial también surge un importante número de empresas relacionadas con el seguro marítimo porque las primas eran muy elevadas ya que el transporte marítimo era muy frecuente para la exportación y existía un alto riesgo para los buques de los países aliados de ser víctima de los submarinos alemanes. Sus antecedentes se encuentran en el Consolat del Mar de Valencia, concedido por el rey Pedro III a finales del siglo XIII y especificado a mediados del XIV.
Las aseguradoras valencianas
La Unión Alcoyana (1877) y Unión Levantina (1918), las primeras empresas aseguradoras que se crearon en la Comunitat Valenciana surgen en la industrializada Alcoy y tienen como objeto social inicial los seguros de incendios para industrias y marítimo, respectivamente. Se trata de dos de las más longevas de España, todavía en activo. La profesora Pons destaca también de ambas aseguradoras que llama la atención que ambas se quedaron en «las provincias y no trasladaron sus sedes a Madrid tras la Guerra Civil, como sucedió con la mayoría de las que operaban en territorio nacional».
Con un capital social inicial de 250.000 pesetas La Unión Alcoyana «fue una de las primeras compañías en constituirse tras la aprobación de la Ley de Sociedades de 1869», como apunta en el libro de la Fundación Mapfre ‘La Historia del seguro en España’, dirigido por Gabriel Tortella Casares.
Alcoy era una de las principales ciudades manufactureras de la zona a finales del siglo XIX, con cerca de 30.000 habitantes y una importante concentración de fábricas de papel y textiles y es allí donde el 27 de julio de 1877, once empresarios se unieron para crear la Sociedad 46. Su objeto social inicial fue el seguro de incendios de fincas rústicas y urbanas. «Algunos industriales de la zona crearon Unión Alcoyana porque nadie quería asegurar con alto riesgo de incendio como era la de fabricación de mantas y de papel», como recuerda Estanislao Rubio, exvicepresidente del Colegio de Mediadores de Valencia y único Colegiado de Honor de España. Incluso estos industriales «tenían un parque de bomberos propio», apunta Rubio. «En 1888 se hizo cargo del servicio de extinción de incendios de Alcoy (hasta entonces municipal), lo reorganizó y lo dotó de nuevos materiales, hasta 1955, año en que volvió a estar controlado por el Ayuntamiento», recoge el libro dirigido por Tortella.
«Es curioso el caso de Unión Alcoyana porque desde entonces hasta ahora sigue manteniéndose independiente jurídicamente», apunta Jerònia Pons. La primera etapa de la compañía (1877-1905) estuvo ligada a la figura de Rigoberto Albors Montllor, su primer presidente. Fabricante de papel, banquero e inversor en el Ferrocarril de Madrid a Aranjuez, Albors fue fundador y gerente de la Sociedad Alcoyana de Gas e impulsor del Círculo Católico de obreros, y antes había participado en la política local como concejal y diputado provincial, dentro de la esfera liberal.
En ‘La Historia del Seguro en España’ se comenta que a partir de 1879 La Unión Alcoyana inició su expansión hacia las provincias de Alicante y Valencia. «También concertó sus operaciones de reaseguro con La Catalana, aseguradora de Cataluña, para las pólizas que excedieran de 50.000 pesetas. En 1884, su cartera de pólizas era de 386». En 1889, la compañía aseguraba un capital de 13,3 millones de pesetas y tenía unos ingresos por primas anuales de 62.350 pesetas, buena parte de los cuales se invertían en fondos públicos. En 1905 se ampliaron las operaciones al seguro de accidentes de trabajo.
La etapa de consolidación de La Unión Alcoyana, presidida por Domingo Espinós Vilaplana, se extendió desde 1906 hasta la Guerra Civil. En 1913 se adquirió un inmueble para mejorar los servicios de la entidad, donde se ubicarían un parque de bomberos, vinculado al seguro de incendios, y una clínica para atender a los beneficiarios del seguro de accidentes de trabajo.
La Unión Alcoyana se consolidó en esta etapa como aseguradora provincial, favorecida por la actividad económica de la zona. La compañía finalizó su segunda etapa con un capital social de más de dos millones de pesetas.
Al igual que el resto de compañías especializadas en el ramo de accidentes de trabajo, la integración de este ramo en la Seguridad Social a partir de 1967 obligó a la compañía a una mayor diversificación, a la separación de su personal sanitario y a la readaptación de gran parte de su personal administrativo. Sin embargo, consiguió sobrevivir incluso a los procesos de fusiones y absorciones que han afectado al sector, y en especial a las pequeñas compañías nacionales.
Unión Levantina, la otra aseguradora de origen valenciano, no se libró del proceso de fusiones. La compañía de seguros y reaseguros fue absorbida en 1987 por Aegón, junto con otras compañías nacionales, como solución a los bajos márgenes de solvencia que impedían ser competitivas a muchas aseguradoras nacionales a mediados de los 90.
Fundada más tardíamente, en 1918, con un capital social de 1,5 millones de pesetas, la Unión Levantina tenía como «objeto social inicial dedicarse al seguro marítimo», como confirma Jerònia Pons.
El consejo de administración inicial de Unión Levantina estaba formado por comerciantes de la época: Enrique Gimeno, Jaime Morant, José Bendala o Carlos Sarthou. Antonio Noguera Bonora y José Garci Sanfélix fueron presidente y vicepresidente, respectivamente, de esta aseguradora.