CÁNCER Y SEGUROS, EL RESPALDO INVALUABLE DE UNA PÓLIZA
El cáncer se puede definir como una reproducción incontrolable y veloz de células sin ninguna función que ocupa grandes cantidades de energía o glucosa; puede estar encapsulado (benigno) o diseminarse por el cuerpo (maligno); y, si no se atiende a tiempo, puede causar la muerte en la mayoría de los casos.
El término cáncer proviene del griego karkínōma, equivalente del latino cáncer. Al parecer, el uso se debe a Hipócrates, quien calificó ciertos crecimientos del cuerpo (tumores evidentes y deformantes) como carcinos (“parecidos al cangrejo”), pues relacionó la morfología y color del tumor, deformante y evidente a simple vista, con el cuerpo y coloración del cangrejo.
El cáncer es tan antiguo como el hombre mismo; sin embargo, no era común que se diagnosticara a las personas con este padecimiento sino hasta el siglo XVIII, porque la mayoría de ellas fallecía de otro tipo de enfermedades antes de que el cáncer se manifestara. Esta idea se ampliará cuando hablemos de la génesis (carcinogénesis) y comportamiento de la enfermedad.
El cáncer puede afectar a cualquier persona a cualquier edad; aunque es más probable en personas de edad adulta. También existen neoplasias exclusivas de la niñez (linfomas); pero, en general, es más común en la cuarta década de la vida. Obviamente también existen los cánceres exclusivos de cada género. Un dato interesante es que resulta casi imposible que un paciente tenga dos diferentes tipos de cáncer. Esto quiere decir que un paciente no puede tener por ejemplo cáncer de vejiga y presentar al mismo tiempo cáncer en pulmón. Este concepto es diferente del que nos habla de la diseminación de la enfermedad.
Actualmente, el cáncer causa entre 10 y 15 por ciento de las muertes en toda la humanidad, lo que habla de su agresividad y letalidad. En México, el cáncer es la tercera causa de muerte, con 12 por ciento de todas las defunciones. Las principales neoplasias causantes de muerte en nuestro país afectan a estos órganos: pulmón, mama, colon, próstata y estómago. Se estima que anualmente existen 148,000 nuevos casos de cáncer entre los mexicanos, de los cuales 65,500 ocurren en hombres y 82,400 en mujeres, aproximadamente. De este total, 60 por ciento desembocará en fallecimiento.
Entre las mexicanas, el cáncer de mama es el más frecuente. Se estima que ocurren 15 decesos al día por este tipo de cáncer, y desde 2006 el cáncer cervicouterino es la segunda causa de muerte entre las mujeres de este país. Entre los hombres resaltan los cánceres de próstata, pulmón y las leucemias. Se estima que para el año 2025 en México aumentarán los casos en 50 por ciento, pasando de 148,000 a más de 220,000 nuevos casos por año. Obviamente aumentará también el número de fallecimientos.
Existen muchas teorías acerca del proceso por el cual se produce el cáncer (carcinogénesis), todas ellas válidas y todas con algún ángulo que no logra explicar a cabalidad la causa primigenia de la enfermedad, por lo que podemos decir que la etiología de ésta es multifactorial.
Lo que sí se puede decir es que la reproducción celular de todos los tejidos del cuerpo está perfectamente controlada por diferentes sistemas, procesos y hormonas, y a diferentes niveles; el control en este sentido es férreo, completo y total. El corazón, estómago, huesos… todos los órganos tienen la forma y función específica por el preciso control del cuerpo respecto a la mitosis (reproducción celular); sin embargo, cuando este control se pierde por alguna razón, se desarrolla un tumor en el tejido.
Es en el material genético de las células donde está este control y también donde está escrito el desperfecto que dará como resultado una reproducción incontrolada. Se sabe que estas anormalidades pueden ser provocadas
1) por distintos agentes carcinógenos, como la radiación ionizante, ultravioleta, productos químicos de la industria, humo del tabaco, contaminación, agentes infecciosos como el virus del papiloma humano o el virus de la hepatitis;
2) por alteraciones genéticas cancerígenas “leídas” durante la reproducción normal del ADN. Al no corregirse los errores que se producen durante dicho proceso, eventualmente se desarrollará el tumor; y para ello es necesario, en la mayoría de los casos, tiempo. Ésta es la razón por la cual en siglos pasados el hombre fallecía de otras causas y no de cáncer, pues los peligros y enfermedades a los que estaba expuesta la humanidad no dejaban que el material genético anormal se expresara para formar el tumor, y el hombre que portaba dicho error sucumbía de otra enfermedad, hasta de un resfriado común.
Para el tratamiento del cáncer existen cuatro rutas que a veces convergen y a veces se distancian, dependiendo del tipo y comportamiento del cáncer: 1) cirugía, 2) quimioterapia, 3) radioterapia y 4) inmunoterapia. Sin embargo, el tratamiento de enfermedades tan complicadas exige tratamientos multidisciplinarios, pues debe haber cooperación y coordinación entre distintos profesionales, entre ellos médicos de diversas especialidades, psicólogos, terapeutas diversos, nutriólogos, educadores, etcétera.
La cirugía o extirpación de neoplasias en el quirófano continúa siendo la base fundamental del tratamiento del cáncer siempre y cuando el tumor sea sólido o esté encapsulado. La cirugía puede ser curativa, cuando se logra extirpar el tumor en su totalidad; o paliativa, cuando su objetivo es evitar complicaciones; por ejemplo, la compresión sobre órganos cercanos.
La radioterapia consiste en la utilización de radiaciones ionizantes para destruir las células malignas. Aunque el efecto de la radiación provoca también daño en las células sanas circundantes, éstas pueden recuperar su función parcial o totalmente.
La quimioterapia consiste en la utilización de una serie de medicamentos que se llaman citostáticos que tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de los tumores restringiendo ciertos mecanismos bioquímicos específicos de la multiplicación de sus células; con ello dificultan el proceso de división acelerada que caracteriza a esta enfermedad. Estos medicamentos constituyen un grupo heterogéneo. Algunas de las sustancias más empleadas son la ciclofosfamida, el 5-fluorouracilo y el metotrexato.
La terapia inmunológica (inmunoterapia) consiste en la utilización de diversas moléculas, entre ellas citocinas y anticuerpos monoclonales, como el bevacizumab, cetuximab y trastuzumab, diseñados mediante técnicas de ingeniería genética, que intentan destruir las células cancerosas actuando en procesos celulares disfuncionales específicos.
Existen otras posibilidades de tratamientos, unos más probados y conocidos que otros, con resultados alentadores. Entre ellos están la hormonoterapia, el trasplante de médula ósea, la terapia génica y la inmunotransferencia.
La hormonoterapia se basa en la utilización de medicamentos que interfieren en la producción o acción de hormonas, principalmente sexuales, para inhibir el crecimiento de algunos tipos de cáncer dependientes de este tipo de sustancias que produce el cuerpo, como el cáncer de mama, de endometrio y de ovario en la mujer; y de próstata en el varón. Entre los fármacos que pertenecen a este grupo se encuentran los antiestrógenos, como el tamoxifeno y el letrosol; y los antiandrógenos, como el acetato de ciproterona y la bicalutamida.
El trasplante de médula se aplica principalmente al tratamiento de algunas formas de leucemias y linfomas, y más en niños y adolescentes. Se trata de transfundir elementos celulares de la médula de huesos largos, por ejemplo el fémur, a la sangre del paciente. Tales elementos pueden ser de él mismo o de algún donante.
En fase de experimentación se encuentra la terapia génica, en la que se utiliza material genético de virus para introducirlo en las células cancerosas y así convertir a éstas en células no cancerosas cuando reproduzcan el RNA viral. Uno de los grandes problemas de este método curativo radica en la ausencia de sistemas portadores adecuados que lleven los genes exactamente a las células elegidas o seleccionadas como blanco para la introducción de dicho material.
Otra técnica novedosa que se encuentra en proceso de investigación es la transferencia adoptiva de linfocitos T, que se basa en administrar al paciente sus propios linfocitos, aunque previamente acondicionados en el laboratorio.
No existe una razón única por la cual las células que habían sido sanas se transforman en una de las peores enfermedades que registra la humanidad. Puede suceder que personas con una historia de vida sana y equilibrada se enfermen; o que individuos que no han llevado ni el menor cuidado en su salud permanezcan sanos. O viceversa. No existe distinción; aunque existen poblaciones más propensas que otras a cierto tipo de cáncer.
Lo cierto es que cada vez más gente se enfermará porque existe la posibilidad de una sobrevida mayor, lo que provoca que el material genético “se canse” de ser reproducido a lo largo de más años o que dicha reproducción sea menos eficiente cada vez. También influye de manera decisiva . el estilo de vida, los conservadores agregados a los alimentos, el adelgazamiento de la capa de ozono… La verdad es que se trata de una enfermedad en la que lo más íntimo de la vida, el ADN, deja de ser perfecto.
Los seguros de Gastos Médicos Mayores son una herramienta invaluable para este tipo de enfermedades, pues el tratamiento de tales patologías es muy caro. La protección de un seguro evita un desfalco mayúsculo en los recursos de las personas y las familias. Además de que existen tipos muy raros de cáncer, por ejemplo de cerebro o del tejido conjuntivo, que provocan grandes gastos a los pacientes y sus familiares. Estar cubiertos con un seguro de Gastos Médicos Mayores siempre será una decisión muy prudente para hacer frente a enfermedades tan graves y complicadas como el cáncer.