EL COLOR DEL CRISTAL CON QUE SE MIRA
Existe un refrán mexicano que dice: Nada es verdad ni es mentira; todo depende del cristal con que se mira.
Siempre he estado convencido de la gran sabiduría que encierran los dichos y refranes, y éste no es la excepción: cualquier cosa que observemos la podemos ver de diferentes maneras.
Una amiga me envió esto y me encantó; y por ello se lo comparto:
“Un escritor famoso estaba en su sala de estudio. Tomó la pluma y comenzó a escribir:
? El año pasado tuve una operación y me quitaron la vesícula biliar. Tuve que quedarme en cama por un tiempo largo.
? El mismo año llegué a la edad de 60; tuve que renunciar a mi trabajo favorito. Permanecí tres décadas de mi vida en esa editorial.
? El mismo año experimenté el dolor por la muerte de mi padre, y mi hijo fracasó en su examen médico porque tuvo un accidente de automóvil y estuvo hospitalizado con el yeso durante varios días. La destrucción del coche fue otra pérdida.
Al final escribió: ¡Fue un año tan malo!
Cuando la esposa del escritor entró en la habitación, lo encontró triste en sus pensamientos. Desde atrás leyó lo que estaba escrito en el papel.
Salió de la habitación en silencio y volvió con otro papel. Lo colocó al lado del de su marido.
Cuando el escritor vio el papel, se encontró con esto escrito en él:
? El año pasado finalmente me deshice de mi vesícula biliar, después de pasar años con el dolor.
? Cumplí 60 años con buena salud y me retiré de mi trabajo. Ahora puedo utilizar mi tiempo para escribir con mayor paz y tranquilidad.
? El mismo año mi padre, a la edad de 95, sin depender de nadie y sin ninguna condición crítica, conoció a su Creador.
? El mismo año, Dios bendijo a mi hijo con una oportunidad nueva de vida. Mi coche fue destruido, pero mi hijo se mantuvo con vida sin ninguna discapacidad.
Al final, ella escribió:
¡Ese año fue una bendición inmensa de Dios!
Eran los mismos hechos, pero con diferentes puntos de vista”.
Creo que esto podría ser un color de cristal muy bueno para mirar la vida, por lo que reflexionando en ello pensé:
Hace unas cuantas semanas me sometí a una intervención quirúrgica importante: me reemplazaron la rodilla izquierda por completo y me pusieron una prótesis.
Esa situación fue difícil de aceptar, pero es una de esas cosas que, cuando te llegan, debes tomar como vienen y no lamentarte de nada.
Por el contrario, estoy agradecido por haber tenido los medios para hacerme una cirugía de tal magnitud, y que además ésta haya sido un éxito.
La perspectiva de una rehabilitación larga, lenta y dolorosa es algo que no debo lamentar, sino ver como algo que me da la oportunidad de volverme más resiliente y fuerte para luchar por volver a estar bien.
Estoy confiado en que llegaré al punto de tener una vida mejor de la que tenía antes de la cirugía.
¡Seguramente será un año de dolor físico, pero de mucha reflexión, agradecimiento y preparación para gozar más la vida!
Agradezco muchísimo las muestras de cariño de la gente que se enteró de la intervención; también agradezco una que otra visita, como las que me hicieron mis hermanos, en las que jugamos dominó y nos divertimos de lo lindo.
Nos reímos muchísimo, pero no sólo agradezco el rato tan agradable que pasamos, sino el contar con ese innegable cariño que siempre me han dispensado.
Esta experiencia me ha permitido valorar aún más el gran amor y cuidados de mi esposa e hijos, y todo ello me hace reflexionar en que:
“No es la felicidad lo que nos hace agradecidos, sino el agradecimiento lo que nos hace felices”.
Cada quien escoge el color del cristal con el que mira la vida, y me parece que el mejor color que podríamos elegir es el del agradecimiento.