LAS NUEVAS MAFIAS Y SUS DAÑOS COLATERALES
Nos despedimos del segundo mes de un año que comenzó con muchos cambios en todos los ámbitos de la vida nacional y en el que nuestra industria aseguradora no quedó exenta del torbellino de movimientos que ocasionaron muchas de las primeras decisiones del nuevo Gobierno.
Nos encontramos entonces con una perspectiva negativa del mercado asegurador, por primera vez en muchos años, y con una baja inusitada en la calificación, que pasó de estable a negativa, por parte de una de las más importantes calificadoras internacionales.
Por lo anterior, mis estimados amigos, el día de hoy los invito a que Charlemos Seguros respecto de los daños colaterales que ha sufrido el sector asegurador derivados de algunas decisiones gubernamentales que han llevado a plantear la necesidad de un sistema de pensiones nuevo que sustituya a las tristemente célebres afores.
Parece que el deporte favorito de todos los gobiernos de México es echar la culpa de todo lo malo al anterior; ha sucedido desde que tengo uso de razón con los presidentes en turno. Pero ya de plano estamos regresando a la época, que creíamos superada, en que cada mandatario tiene por obligación echar abajo todo lo construido para construir lo propio sobre las ruinas de la destrucción, edificación que solamente se mantiene durante seis años, en lo que llega el siguiente a hacer lo propio, y esto es un cuento de nunca acabar, porque finalmente nadie termina ningún proyecto.
En este tenor, ya se ha hecho de todo, desde un simple cambio de nombre en algunas secretarías hasta la cancelación de proyectos de gran calado, pasando por la remoción de funcionarios, que ahora nos dicen que formaban parte de “mafias desconocidas”, como la nueva “mafia de la ciencia”, la “mafia de la cultura”, la “mafia de las guarderías”, la “mafia energética” o cualquier otra que se le ocurra al titular del Ejecutivo para justificar a toda costa sus acciones o la consecuencia de las fallas en sus decisiones.
De lo que parecen no darse cuenta nuestros políticos es de que, cuando los proyectos no tienen seguimiento, podemos comenzar de cero cuantas veces se desee, y nunca fructificarán los planes. ¿Será tan complicado convencerlos de que lo más conveniente para nuestro país es avanzar, corrigiendo el paso de ser necesario, pero no detenerse y comenzar todo de nuevo? Porque, así, parece que los únicos que no tienen prisa de que el desarrollo económico llegue son los mismos políticos que dicen representarnos.
El último “hallazgo” del nuevo Gobierno es que el sistema de las afores no es tan sólido como se pensaba (si es que alguien lo había pensado así); y, como siempre, hay que encontrar un culpable. Lo más fácil es decir que el sistema tiene la culpa de la gran minusvalía que todos sufrimos en nuestras cuentas individuales derivada de la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México.
Estamos en un momento crítico de definiciones; y, mientras no se aborde con seriedad un tema tan importante como las pensiones, seguiremos dando pasos errantes afectando de manera muy grave los ahorros de millones de mexicanos, quienes ya no tenemos tiempo para esperar a que se concreten los resultados.
Apenas hace unos meses apuntaba en este mismo espacio que la Asociación Mexicana de Actuarios Consultores (AMAC) había presentado una propuesta a todos los entonces candidatos a la presidencia de México, para administrar las pensiones de manera profesional. La presentaron sus agremiados, todos actuarios con mucha experiencia en el ramo, y fue bien recibida por los equipos de campaña de todos los candidatos, excepto por el de uno, y tuvo que ser justamente el que en julio pasado ganó las elecciones.
¿A qué espera entonces el Gobierno para encargar el tema a los profesionales de la AMAC? Si en verdad existe la preocupación por el actual sistema de pensiones y la disposición para cambiarlo, la Administración Federal necesita actuar ya a través de los organismos adecuados, y no encargando estos temas a “equipos multidisciplinarios”, generalmente cercanos a la figura presidencial, que desconocen los temas y terminan en una deplorable exhibición de su ineptitud, tal como sucedió con los recientes nombramientos en Conacyt, donde solo la presión social hizo echar atrás algo que a todas luces era ridículo y no tenía sustento lógico.
En fin, lo que es un hecho es que, mientras no tengamos un planteamiento serio del problema de las pensiones, sobrarán los “creativos” que digan tener en las manos la solución mágica, aunque en realidad carezcan de la preparación adecuada o de la estrategia necesaria para llevar a cabo acciones contundentes; y seguirán inventándose poderosas “mafias”, culpables de sabotear todos los proyectos del Gobierno central.
En este mes de febrero me da mucho gusto enviar una felicitación de cumpleaños hasta Centroamérica, ya que mi estimado amigo Alexis Mazzo, quien encabeza la Academia de Seguros en Panamá, estuvo de manteles largos el pasado 18 de febrero celebrando un año más de vida. Un abrazo para él, y vaya toda mi gratitud por el magnífico recibimiento y tiempo que me dedicó hace casi un año, cuando estuve de visita de trabajo por esas tierras.
También quiero mencionar que me da mucho gusto el nuevo nombramiento de don Pedro Aguilar, quien estuvo más de 20 años dirigiendo la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas como vicepresidente de dicho organismo. Enhorabuena para él; estoy seguro de que tendrá mucho éxito en su nueva encomienda, porque, como dicen por ahí, Pedro es “de los que saben” de este negocio y puede hacer muy bien las cosas.
Deseo para todos un estupendo cierre de mes, y los invito a que Charlemos Seguros nuevamente en marzo, cuando cerraremos el ciclo del primer trimestre de un año diferente, complicado y lleno de retos.