La reforma energética ¿el verdugo de Pemex?
El nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha iniciado su mandato con una crítica a la forma en como se ha administrado a Petróleos Mexicanos (Pemex), al menos en lo que va de siglo XXI.
En su discurso inaugural en el Congreso, el mandatario señaló que la promesa de que la reforma energética traería una mayor producción de petróleo no se ha cumplido. Incluso, México ha retrocedido en este aspecto.
El país ha pasado de una producción de 3.4 millones de barriles en 2003 a menos de 1.8 millones en lo que va de 2018. Y la nueva administración afirma que estos malos resultados se deben a unas políticas “neoliberales” que ahora buscará revertir.
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¿En qué medida esta pérdida de casi 1.6 millones de barriles es resultado de la reforma energética?
La información disponible muestra que se trata de una historia más amplia, ya que el descenso de la producción de Pemex viene de más atrás.
Entre 2010 y 2013, se autorizaron los presupuestos más altos en la historia de la petrolera, cuando los precios internacionales del crudo fueron al alza y superaron incluso los 100 dólares por barril.
Poco después, cuando se dio la crisis del precio del petróleo, que se desplomó a más de la mitad desde mediados de 2014, los presupuestos de la petrolera nacional disminuyeron al mismo ritmo.
Esto ocurrió en una época en la Pemex requería mayor inversión para exploración y producción, porque su principal yacimiento, el de Cantarell —que tocó su techo en 2003— ya se encontraba en un declive natural, igual que Ku-Maloob-Zaap, que ahora es el más importante de México, explica Lisa Viscidi, especialista en temas energéticos del centro de estudios Inter-American Dialogue.
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La gráfica anterior muestra la proporción de crudo que venía de cada uno de estos campos para cada año, según información de la Secretaría de Energía, y refleja la dependencia de Pemex de dos campos que, por motivos naturales, ya dejaron atrás sus mejores días.
“Ahora que ya pasó esta etapa tan afortunada, Pemex va a requerir más inversión y tiempo para la exploración”, dice la analista. Pero el desplome de los precios internacionales, que puso en jaque sus finanzas, no lo permitió.
Esta gráfica muestra la rentabilidad de cada barril de petróleo, vista entre el número de barriles extraídos y las inversiones realizadas. Los costos de extraer crudo a inicios del siglo XXI eran menores, por lo que había un mayor ingreso por cada barril, además de que se extraían más. Pero la tendencia se revirtió, al dejar menos rentabilidad por cada barril desde 2016 en adelante.
“Tenemos una tendencia en declive desde 2004, después de forzar a Cantarell a ciertos niveles de producción y esta baja se exacerbó por la caída en los precios del crudo a nivel internacional”, dice Pablo Medina, vicepresidente de la consultora Wellingence Energy. Y en ese momento de crisis global del sector, Pemex no fue la empresa que más redujo sus inversiones.
“De hecho, Pemex tuvo una menor reducción que las petroleras internacionales privadas en esos años, porque estas compañías deben responder con rentabilidad a sus accionistas», considera Viscidi.
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Ahora, el nuevo gobierno ha prometido incrementar la inversión de Pemex. Pero los precios internacionales, aunque han subido ligeramente, siguen sin recuperarse.
«Un precio bajo desincentiva la inversión en exploración y producción, como vimos hace apenas unos años. Y esto nos deja con la incógnita de saber cuál será la postura del gobierno, en caso de que el precio de la mezcla mexicana no justifique determinado nivel de inversión», señala Medina.
La nueva administración ha dicho que incrementará el presupuesto de Pemex para 2019, con la meta de elevar la producción hasta los 2.5 millones de barriles.
Pero desde hace años, incluso en los momentos en que la petrolera nacional recibió una buena inyección de dinero, esa misma promesa ha sido inalcanzable.