SOLO 1 DE CADA 4 EMPRESAS, CON GESTIÓN INTEGRAL DE RIESGOS AVANZADA
En un mundo cada vez más complejo, volátil e interconectado, aquellas empresas que no practiquen una gestión sistemática, ordenada y auditable de los riesgos, corren el enorme peligro de tomar decisiones equivocadas, afirma Marsh&McLennan, grupo estadounidense de corretaje de seguros y gestión de riesgos, en un estudio difundido por la firma titulado Navegando en la incertidumbre.
A través del documento, la firma aseguró asimismo que en la actualidad las empresas que han ejecutado una gestión integral de riesgos tienen las herramientas necesarias para avanzar estratégicamente en materia de rentabilidad financiera, puesto que cuentan con un Gobierno Corporativo robusto que permite a todas luces velar por el crecimiento que se ha propuesto la organización, independientemente del tamaño, actividad o nivel de complejidad del negocio.
En contraposición a lo anterior, Marsh&McLennan alertó que solo 25 por ciento de las empresas latinoamericanas muestra niveles avanzados en materia de gestión de riesgos, afirmación que basa en los resultados que obtuvo al diagnosticar a más de 200 organizaciones de diferentes sectores económicos que operan en 10 países de la región.
La investigación recalca que la gestión de riesgos en países como México (país que atraviesa un momento especialmente difícil por la coyuntura financiera y política) cobra un peso sin precedentes en los ambientes corporativos, ya que a través de esta metodología operativa las compañías pueden convertir sus riesgos en ventajas competitivas, reales y sostenibles.
De acuerdo con los resultados del estudio que confeccionó la firma de corretaje de seguros, en Latinoamérica las organizaciones están en términos generales en las etapas iniciales de madurez en lo que se refiere a una gestión integral de riesgos; sin embargo, Marsh&McLennan apunta ó que el resultado obtenido en su consulta deline contundentemente que las compañías de la zona avanzan con una firme y determinada postura hacia la resiliencia organizacional.
La firma detalló que en dos de cada cinco organizaciones latinoamericanas la gestión integral de riesgos ya se encuentra implementada dentro de los procesos rutinarios; no obstante, dicha metodología operativa aún requiere un importante esfuerzo en materia de integración y homogenización, por lo que las empresas de la América Latina se enfrentan al enorme desafío de adoptar una actitud mucho más activa que incluya modelos de mejora continua.
De acuerdo con lo que sostiene Marsh&McLennan, cuanto más madura sea la gestión integral de riesgos dentro de una organización, mayor será su capacidad de volver tangibles los beneficios de su aplicación, por lo que su habilidad para transmitir una propuesta de valor atractiva y distinguida se verá incrementada.
Cultura organizacional, factor determinante
El estudio del grupo estadounidense indica que la cultura corporativa y el conocimiento experto son los aspectos que determinan que se ejecute de manera exitosa una gestión integral de riesgos dentro de una organización.
El documento advierte que en muchas compañías de la región la gestión integral de riesgos sólo se lleva a cabo por mero cumplimiento, lo cual, desde la perspectiva de Marsh&McLennan, es un gran error, puesto que esta metodología debe verse como una herramienta estratégica que permite edificar un sólido sistema de control interno que contribuye al logro de los más caros objetivos empresariales.
La firma recalca que, dependiendo del nivel cultural que impere en una empresa, cualquier iniciativa puede crecer o estancarse; por ello, la gestión integral de riesgos debe encontrar un terreno fértil para que pueda insertarse exitosamente en el modelo estratégico y operacional de la organización.
Si una organización no ha interiorizado la importancia de la gestión integral de riesgos y no ha comprendido la necesidad de generar y reportar la información que se obtiene de esta herramienta, Marsh&McLennan cree que será poco probable que por convicción se adopte; entonces las compañías se perderán la oportunidad de asumirla como un elemento esencial en la optimización de su toma de decisiones.
El diagnóstico precisa que sin la existencia de una conciencia colectiva sobre el valor que tiene la gestión integral de riesgos dicho modelo dinámico pasará inadvertido y se concebirá como una exigencia regulatoria más.
Otro escollo, agrega Marsh&McLennan, es que el constante cambio en el interior de una organización, así como la transformación prácticamente diaria de los procesos operativos, producen que la gestión integral de riesgos deba adaptarse y mantenerse vigente para responder a las necesidades de cada área funcional de la compañía.
La falsa promesa de la tecnología
El estudio remarca que es un mito creer que una herramienta tecnológica resuelve la implementación de todos los elementos que conforman una gestión integral de riesgos, puesto que esta metodología no es un proceso excluyente ni un mecanismo aislado que deba realizarse de manera paralela a la operación.
Marsh&McLennan añade que, en caso de instaurar una dinámica integral de gestión de riesgos con las deficiencias anteriormente descritas, se correrá el peligro de reproducir una gestión similar en las actividades de la operación diaria; por el contrario, en caso de que el tratamiento de los riesgos sea considerado como una plataforma para rediseñar procesos, dicha metodología será asimilada de forma más natural y como un elemento generador de eficiencia continua.
Lo que necesitan
Con base en el estudio, la firma describió las razones por las cuales las empresas deben considerar implementar una gestión integral de riesgos. En tal sentido, puntualiza que esta metodología ha ampliado su alcance operativo, ya que no solamente trata el riesgo particular de una organización, sino los riesgos del sistema que la rodea.
Marsh&McLennan refirió que las compañías que eligen el sendero de la gestión integral de riesgos dejan de ser organizaciones cualitativas y se convierten en empresas con valores cuantitativos, puesto que obtienen información de valor basada en cifras y datos tangibles.
Por último, la investigación del grupo estadounidense señaló que en la actualidad es imperativo que las organizaciones logren una adecuada administración y control de sus riesgos, independientemente del ramo al que pertenezcan, puesto que establecer planes de acción y de mejora constante es un deber y no una aspiración corporativa.