¿Cuánto petróleo queda en el mundo?
¿En manos de quién están las reservas de petróleo del mundo? Ésta es una de las preguntas clave del mercado del crudo, ya que de ella depende que el desafío de Estados Unidos a la OPEP de los últimos años pueda mantenerse o, por el contrario, sea un fenómeno pasajero. Además, la opacidad de los datos de crudo almacenado o stock también influye sobre el precio, ya que los analistas tratan de averiguar qué parte de la demanda es real (para el consumo) o se guarda para cuando los precios vuelvan a subir, en cuyo caso el alza tendría las piernas muy cortas. Además, hay incertidumbre sobre la producción en ciertos escenarios bélicos, como Irak o Nigeria.
Aparentemente, Oriente Próximo -y en especial Arabia Saudí- tienen la sartén por el mango, ya que no sólo disponen bajo el subsuelo de la mitad de las reservas petroleras globales, sino que también disfrutan de los costes de extracción más baratos del mundo. Sin embargo, en los últimos años, EEUU ha llegado a plantar cara al rey del petróleo, gracias al desarrollo del fracking, y algunos estudios apuntan que el «cara a cara» podría ir mucho más allá. Un informe de la consultora noruega Rystad Energy, publicado a principios de julio, señala que la mayor parte de las bolsas de petróleo en Estados Unidos todavía están por descubrir y, si sus pronósticos se cumplen, el país americano disfrutaría del primer puesto en reservas de crudo del mundo, con 264.000 millones de los 2,1 billones de barriles que supuestamente componen las reservas globales.
Estados Unidos
Además, en el caso de Estados Unidos, los datos que aporta sobre sus stocks de crudo son tan abundantes que provocan confusión, ya que ofrecen diversos datos según el punto de almacenamiento que además se publican semanalmente. La consecuencias de este tsunami de información es que los analistas muchas veces no atisban un dato clave que les permita conocer si la demanda real de crudo evoluciona de forma favorable o se mantiene constreñida, lo que provoca fluctuaciones de precios. Además, las instalaciones estadounidenses están «casi desbordándose» según advirtieron analistas de Goldman Sachs, lo que ha llevado a los americanos a reabrir antiguas fosas petrolíferas y utilizarlas como método de almacenaje. Además, la evolución del stock -actualmente, 4.643 millones de barriles en los países de la OCDE- es clave para saber cuándo va a volver a subir el precio del petróleo y con qué intensidad.
China
El gigante asiático, por su parte, está sufriendo una continua desaceleración, aunque cuenta con importantes fortalezas que le deberían permitir llegar a buen puerto. El mayor problema que ofrecen sus datos es que Pekín no hace públicos sus niveles de almacenamiento de petróleo, por lo que los datos de importaciones no bastan para conocer el nivel de consumo real. Aunque el año pasado China aumentó el volumen de comercio de petróleo con Rusia (comprándole un 28% más de crudo que en 2014) y aumentó sus importaciones de los países del Golfo Pérsico, buena parte de estos recursos se destinaron a las reservas estratégicas chinas. En teoría, el país ha duplicado esta cifra hasta el punto de que ya dispone del petróleo equivalente a un mes de importaciones, pero sus datos son muy poco fiables, por lo que distorsionan el mercado.
Rusia
Rusia es uno de los más expuestos a la caída del petróleo, ya que dos terceras partes de sus exportaciones son energéticas, lo que ha mermado sustancialmente sus ingresos fiscales. Además, el país se ha visto muy afectado por las sanciones occidentales, que le han impedido mantener las inversiones que necesita para renovar la capacidad productiva de sus pozos petrolíferos. Todo ello, según los analistas, debería provocar una caída de las exportaciones de petróleo el próximo año. Sin embargo, Rusia ya desafió estas predicciones en 2015, cuando logró el récord histórico de producción tras la caída de la Unión Soviética, y podría volver a superar los pronósticos. Con todo, el ministro de Energía, Alexander Novak, prevé que los siete años ininterrumpidos de crecimiento del sector terminen este año, con una producción estancada en los niveles de 2015, acusando el desplome de las inversiones. No obstante, ninguna de las previsiones es fiable: una por que no cuenta con todos los datos campo por campo y la otra por ser una fuente interesada.
Nigeria
Nigeria es el país más dañado por el desplome de los precios del petróleo. Además, la situación es desastrosa por el avance de la guerrilla de Boko Haram, que ha logrado sabotear algunos campos de extracción de petróleo. Sin embargo, su impacto es incierto, según revelan los datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. En su boletín mensual, el cártel publica las cifras de producción petrolera basándose en la información proporcionada por el gobierno de cada país (fuentes directas) y la información que se obtiene de la incidencia en el mercado de la producción petrolera (fuentes indirectas). Durante los últimos meses, Nigeria arroja una continua divergencia entre ambas cifras que alcanzan diferencias de hasta 100.000 barriles al día, lo que impide conocer el volumen real de oferta en el país.
Venezuela
Venezuela es otro de estos países con enormes divergencias, ya que Caracas trata de enmascarar los profundos problemas estructurales que sufre el país. En este caso, el país caribeño informa de una producción de 2,36 millones de barriles al día, aunque la OPEP rebaja sus estimaciones hasta los 2,1 millones de barriles al día. La producción futura de Venezuela también es otra fuente de incertidumbre, ya que el país necesita constantes inversiones para mantener su capacidad, y ahora mismo tiene los mercados de crédito prácticamente cerrados. Además, algunos organismos, como la CIA, señalan que el país es el primero del mundo en reservas bajo el subsuelo, pero otros analistas señalan que es muy difícil que el país explote su potencial.
Arabia Saudí
La política petrolera saudí de este último año es el más claro ejemplo del gato de Schrödinger: Riad tan pronto se compromete a congelar la producción como amenaza con un millón de barriles más en un año. Los analistas estiman que el país tiene una capacidad ociosa de hasta 2 millones de barriles al día que podría poner en circulación para forzar un nuevo desplome de los precios. Además, el príncipe heredero sustituto, Mohamed bin Salmán, ha amenazado incluso con duplicar la producción actual hasta los 20 millones de barriles al día. Sin embargo, no está claro hasta dónde puede llegar Arabia Saudí ni hasta dónde está dispuesta a hacerlo.
Irán
Irán posee las cuartas reservas mundiales de petróleo, según un informe del Real Instituto Elcano, pero el mayor reto es cuándo y hasta qué nivel podrá elevar sus exportaciones. Tras el levantamiento del embargo, el país ha logrado incrementar sus exportaciones en 770.000 barriles al día, pero no está claro qué parte de esta subida se debe a una mejora de la producción y cuál al stock que el país habría almacenado a lo largo de 2015. Windward llegó a cuantificar que la nación persa almacenaba 48,67 millones de barriles en el mar de cara al levantamiento del embargo, a las que ahora daría salida, por lo que parte de estas cifras no serían insostenibles en el tiempo. Por otra parte, Teherán se ha marcado como objetivo producir 2 millones más de barriles al día más en 2021.
Irak
La situación geopolítica de Irak es su peor baza a la hora de recopilar datos fiables acerca de su stock de petróleo. La cercanía con Siria y el ascenso de poder del ISIS, que ha provocado que una parte de los yacimientos del norte del país se encuentren bajo control de los terroristas, son los dos grandes factores que impiden determinar el porcentaje de pozos, de depósitos y de refinerías que controla Bagdad